Los 2300 exoplanetas candidatos descubiertos por Kepler ordenados en función de su tamaño y su distancia a su estrella (NASA). |
Era una noticia previsible, pero ya podemos respirar tranquilos: la misión Kepler de la NASA ha sido ampliada hasta 2016. Esto significa que podrá seguir descubriendo planetas más allá de 2012, que es cuando debía finalizar la misión primaria. El telescopio Kepler fue lanzado en marzo de 2009 con un objetivo apasionante: descubrir planetas potencialmente habitables alrededor de otras estrellas usando un telescopio de 1,4 metros de diámetro y una enorme cámara de 95 megapíxels. Puesto que Kepler usa el método del tránsito para descubrir exoplanetas, la misión principal debía durar tres años y medio, tiempo suficiente para que un planeta situado en la zona habitable de una estrella más pequeña que el Sol pudiese pasar cuatro veces como mínimo por delante del disco estelar y confirmar así su presencia más allá de toda duda. Pero Kepler ha descubierto que la mayor parte de estrellas -al menos las 170000 estrellas en el campo de visión del telescopio- presenta una variabilidad luminosa más pronunciada de lo esperado, lo que ha complicado el análisis de las curvas de luz. Como resultado, se necesitarán unos tres años más para poder descubrir la primera exotierra con total seguridad (aunque es altamente probable que se pueda detectar alguna antes). De ahí la importancia de esta extensión, sobre todo si tenemos en cuenta que a día de hoy no hay planes de lanzar una misión espacial que pueda competir con las características de Kepler.
Todavía no hemos detectado la primera exotierra, pero hay que tener en cuenta que sólo se han procesado los datos obtenidos hasta septiembre de 2010. Hasta el momento, Kepler ha detectado 2323 candidatos a exoplanetas, incluyendo 49 posibles mundos situados en la zona habitable. Estos candidatos deberán ser confirmados de forma independiente por observatorios terrestres o mediante tránsitos suplementarios, pero no importa, porque Kepler es por encima de todo una misión estadística que debe proporcionarnos una visión global sobre la frecuencia de cada tipo de planetas en este rincón de la galaxia y, en concreto, el valor de η⊕, la frecuencia de planetas de tipo terrestre. De hecho, el gran problema de Kepler desde su concepción ha sido lidiar con los 'falsos positivos', es decir, discernir entre verdaderos tránsitos exoplanetarios y otros fenómenos que parecen tránsitos planetarios pero no lo son (como sistemas estelares binarios, por ejemplo). Pero el equipo de Kepler ha logrado desarrollar múltiples técnicas para reducir los datos y a fecha de hoy podemos asegurar que al menos el 90% de los candidatos son en verdad exoplanetas y no estrellas binarias o enanas marrones.
Los candidatos a exoplanetas habitables descubiertos hasta la fecha por Kepler. Por comparación se añaden Gliese 667Cc, Gliese 581d y HD 85512b (http://phl.upr.edu/).
Por ahora, la salud de la nave es excelente, a pesar de ciertos problemas iniciales con el ruido de los instrumentos y de que uno de los 21 sensores CCD de la cámara ha fallado, así que el telescopio podrá seguir funcionando más allá de 2016. Por cierto, además de Kepler, la NASA ha aprobado la extensión de otras misiones como los telescopios Hubble, Spitzer, Chandra, Fermi o Swift, lo que también se esperaba, pero que no deja de ser una muy buena noticia en estos tiempos que corren.
Kepler nació en 1992 de la mano del equipo de William Borucki -un pionero en el estudio de los exoplanetas- cuando propuso a la NASA la misión FRESIP (FRequency of Earth-Size Inner Planets) para detectar exotierras por el método del tránsito usando un telescopio espacial. Borucki no tuvo suerte y FRESIP no pasó el corte, más que nada porque todavía quedaban tres años para que se descubriese el primer exoplaneta. En 1994, Borucki volvió a presentar FRESIP para una misión de tipo Discovery de bajo coste, pero volvió a ser rechazada por considerarse que sería demasiado cara. En 1996, cuando ya se había confirmado la existencia de los primeros exoplanetas, el equipo de Borucki probó suerte una vez más, pero en esta ocasión se decidió cambiar la denominación de la propuesta en vista de que FRESIP había quedado gafada. Se eligió el nombre de Kepler a instancias de varios miembros del equipo, incluyendo a Carl Sagan. Pero Kepler volvió a ser rechazada otra vez por no haber quedado demostrado que el fotómetro de la misión fuese capaz de determinar de forma fiable la característica curva de luz de un tránsito exoplanetario. Finalmente, Kepler fue seleccionada en 2001 como la misión Discovery número 10 de la NASA. El resto es historia.
William Borucki, el 'padre' de Kepler (NASA).
Kepler es sin duda la misión espacial más apasionante de nuestra época. Gracias a ella todos seremos testigos privilegiados de uno de los momentos más apasionantes de la historia de la humanidad, el momento en el que nuestra especie descubrió otro planeta habitable y nos dimos cuenta de que la Tierra no estaba sola en el Universo. Algún día podremos recordar con nostalgia dónde estábamos cuando se descubrió la primera exotierra. Prepárense, porque cada vez queda menos para ese día.
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