Astrónomos han dado con nuevas pruebas de que el océano subterráneo de Europa, el satélite de Júpiter, no solo se compone de agua salada, como la de la Tierra; también se escapa a la superficie helada. La imagen de arriba (la puedes ver completa aquí) es una ilustración de lo que podría ocurrir en Europa. Este satélite cuenta con una capa de 100 kilómetros de grosor de agua, parte en forma de corteza de hielo en el exterior y parte como océano debajo, y ambos parecen comunicarse. ¿Por qué es importante este hallazgo? Porque la comunicación entre ambas capas puede estar liberando energía que, a su vez, sería fundamental para la existencia de vida.
En la ilustración de arriba se ve cómo el océano subterráneo de Europa se comunica con la superficie (en primer plano). Júpiter aparece a la derecha y al fondo en el medio Ío, el otro satélite de Júpiter.
Según Mike Brown, astrónomo del California Institute of Technology (Caltech), "ahora tenemos evidencia de que el océano de Europa no está aislado, de que el océano y la superficie se comunican entre sí e intercambian elementos químicos. Eso significa que puede haber energía en el océano, lo que es importante en términos de que exista vida allí. También significa que si quieres saber de qué se compone el océano, solo tienes que rascar en la superficie".
El trabajo de Brown y otros astrónomos será publicado en el Astronomical Journal y es uno de los más completos hasta la fecha sobre la composición del satélite Europa. El estudio se ha desarrollado gracias a datos y fotos obtenidas hace años por las sondas Voyager y Galileo, que nos han dejado imágenes de la superficie de Europa tan espectaculares como esta debajo. [NASA]
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