Arte y drogas siempre han tenido sus escarceo a lo largo de la historia, pero parece que esa relación es más antigua de lo que se cree. Un equipo de investigadores acaba de aportar pruebas bastante sólidas de que los hombres primitivos decoraban las cavernas bajo el efecto de potentes alucinógenos de origen natural.
El estudio ha sido conducido por Tom Froese, Alexander Woodward, y Takashi Ikegami de la Universidad de Tokio, y la Universidad Autónoma de México. El equipo ha analizado los patrones de diversas pinturas rupestres a lo largo y ancho del mundo, y ha encontrado relación con las denominadas Inestabilidades de Turing. Estas inestabilidades en los patrones estudiados por el insigne matemático británico se asocian a estados alterados de consciencia producidos por el uso de psicotrópicos.
Ya había indicios de que nuestros ancestros primitivos se ponían finos en los rituales chamánicos normalmente asociados a las pinturas. En 2011 se descubrieron varias pinturas en la cueva de Villar del Humo, en la provincia de Cuenca, que parecían mostrar hongos. Sin embargo, el caso español no era lo suficientemente concluyente como para establecer una asociación. El estudio de los patrones de Turing es es el primero que asocia las formas de las pinturas rupestres con imágenes cerebrales directamente vinculadas a las drogas según la neurofenomenología. [Adaptive Behavior vía Daily Mail]
Foto: Legacy Images / Shutterstock
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